Chile: Compras y Paisajes (Primera Parte)

Crucé al país trasandino unas tres veces. Todas por el Paso Cardenal Samoré y siempre para ir de compras. Sin embargo, la inmensidad del paisaje puso mis ansias de consumo en un segundo plano.

Siempre salí desde Bariloche. Las corridas a último minuto en casa de mis primos me hace asomar una sonrisa mientras escribo. Con el auto listo, arrancamos bien temprano a eso de las 5 a.m. Con el estomago vacio y todavía un poco dormidos, la primer parada es en Villa La Angostura (Neuquén) desde donde empieza la ruta al paso fronterizo.

Villa La Angostura tiene olor a desayuno. Un café caliente con alguna de las poderosas tortas de estilo galés. A lo largo de la avenida se puede elegir cualquier casa de té que prometa arrancar el día con la energía suficiente.

Y ahora sí, recorrimos los kilómetros que nos llevaban al paso fronterizo con otros ánimos. El paso Cardenal Samoré requiere armarse de paciencia. Una primera fila lleva a las oficinas de migraciones. Una vez completado las fichas, se pasa a declarar auto y alguna pertenencia de valor en caso que haya. Se permiten pasar sin declarar cámaras de fotos, notebooks, celulares y demás “efectos personales”.

Una vez completado el trámite se avanza por una zona entre fronteras. Un camino de montaña con abruptas curvas que requieren de máxima expertiz del conductor. Después de cruzar la línea imaginaria con Chile el camino se hace mas a meno hasta llegar a las oficinas de migraciones del país trasandino. Nuevamente el papeleo y la paciencia para cambiar de nación.

El camino árido que se venía transitando se convierte en un espeso bosque de coníferas. Remontando la ruta el primer destino puede ser Osorno. Entre estos dos puntos se tienen las mejores vistas del volcán Puyehue. Su altura imponente parece velar por todos los viajeros que transitan el camino.

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