La Aventura Machu Picchu [Machu Picchu - Perú]
- misdiariosdeviaje
- 15 ago 2018
- 2 Min. de lectura
Sábado 20 de Enero, 2018
(Cusco, Perú)
Arranca la aventura Machu Picchu bien temprano. A las 7 de la mañana estaba fresco y listo en la casa de turismo frente a la plaza de armas de Cusco. La catedral cubierta por una cortina de agua se mantenía firme en su vigilia de la ciudad. Nos pasaron a buscar una hora después con una tráffic en excelente estado.

En la espera y en el inicio del trayecto empecé a forjar una entrañable amistad con la familia Ferreyra (padre, madre e hija). Eran oriundos de la ciudad de Rafaela (Santa Fe, Argentina) y venían bajando en auto desde Ecuador. Imaginen la cantidad de historias que tenían para contarme.

La tráffic se encontró con algunos inconvenientes para distribuir los pasajeros. Al parecer todas las agencias de turismo subían a sus clientes en camionetas en común. La desprolijidad no fue tan grave. Cerca de las 10 de la mañana llegamos a Ollantaytambo para desayunar (capuchino: 7 soles).
Salir del Valle Sagrado rumbo a Santa Teresa no fue nada fácil, la subida y bajada en zigzag de una gran montaña alteraron los estómagos de todos los pasajeros. Tuve que pedir que detengan el vehículo para poder detener el mareo. Los Ferreyra me lo agradecieron.

En Santa María almorzamos. El frio de Cusco había pasado a ser un calor húmedo bastante pesado. Comí dos sanguches que estaban incluidos en el tour que había contratado. Otra vez sobre el vehículo tuvimos que tomar un camino de tierra que bordeaba la montaña y daba contra un precipicio. Sin la expertiz del chofer hubiera sido bastante peligroso el camino. El azar es parte del camino también. Un desprendimiento de rocas, un arrollo demasiado caudaloso o el abundante barro en algunas zonas podrían hacer fracasar la expedición. Llegamos finalmente a Hidroeléctrica sin ningún sobresalto. Bajamos del vehículo y, de repente, toda la expectativa se transformó en energía para afrontar el desafío de caminar los 12km que llevaban a Aguascalientes.

Un chileno con la mochila bien cargada se unió a la caravana con la familia Ferreyra. Caminamos pegados a la vía del tren “Perú Rail” que lleva a los turistas más pudientes hasta Aguascalientes.

La caminata fue realmente mágica. Sobre los rieles con el Urubamba Norte a la derecha y la selva en la izquierda. El chileno quedó atrás en una de las vueltas del camino y no lo volvimos a ver. Después de dos horas (17:30) llegamos a Aguascalientes bañados en euforia.

En la plaza esperamos a nuestro guía. Nos derivó a hostels diferentes llevándose nuestro DNI para sacar la entrada al parque. Era la segunda vez que me sacaban el documento en el viaje y me sentía realmente intranquilo. Me asignaron un hospedaje bastante precario donde me bañé rápidamente con agua fría y fui a cenar a las 19hs junto a los Ferreyra a un restaurante (cena incluida) donde compartimos más experiencias de viaje.

Terminamos de comer y esperamos muy ansiosos los cuatro a que el guía volviera con la entrada y nuestro DNI. Cuando llegó me volvió el alma al cuerpo. Con toda la documentación encima, volví a mi cuarto y caí rendido en la cama. Con el despertador para las 3:50 traté de dormir y descansar el cuerpo para lo que sería la adrenalina del día siguiente.
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