Chile tiene Memoria
- misdiariosdeviaje
- 25 feb 2018
- 2 Min. de lectura
Martes 9 de Agosto, 2018
(Santiago de Chile, Chile)
Mi amigo salió temprano para el aeropuerto con destino a Buenos Aires. Cuando lo vi alejarse en el taxi tomé dimensión de que empezaba mi viaje en solitario. Había decido quedarme un día mas para conocer el Estadio Nacional y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. El primer lugar había funcionado como centro clandestino de detención una vez destituido (y asesinado) Salvador Allende, mientras que el segundo fue construido para dedicar su homenaje a los caídos de aquellos trágicos años `70 para Chile.

Tomé una vez mas el Metro y después de combinar la línea 1 con la 6 llegué a la estación Estadio Nacional. Me sorprendí de la disposición de los espacios urbanos de Santiago, todo pensado a la perfección. El metro me dejó exactamente en la esquina del gran templo del fútbol de todo Chile. Entré al predio junto a un colombiano que llegaba en búsqueda de la misma visita guiada que yo. Rápidamente nos indicaron donde esperar y el guía llegó en horario.

El sol estaba fuerte y el anfitrión nos invita a sentarnos bajo la sombra de un árbol. Rápidamente se formó una pequeña familia entre Colombia, Argentina, Chile y Venezuela. Hermanados, como toda América, nos propusimos emprender aquel viaje a la memoria de un pueblo castigado por la Dictadura Militar de Pinochet.

Nuestro guía contó brevemente el contexto histórico en que el Estadio Nacional se transformó en uno de los lugares mas oscuros durante los primeros meses de la tiranía pinochetista. Entre relatos y sensaciones nos fuimos acercando a la trágica escotilla 8 desde donde los prisioneros miraban a sus familiares por algunos instantes. Remover el pesado candado de la reja que daba el ingreso llevó su trabajo. Entrar en esos oscuros pasillos, caminar por las gradas de madera y mirar el césped hace recobrar el valor de aquella frase que escrita en rojo reza: “un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro”.
Por la tarde el destino fue el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos combinando las líneas de subte 1, 2 y 5 (hasta la estación Quinta Normal). La tragedia argentina fue ensayada primero en todo Chile. El “relato” del museo va orientado en la reivindicación de Allende, la lucha de los trabajadores que resistieron al golpe (los invisibles) y las violaciones a los DDHH. Recoge un importante fondo documental: archivos desclasificados de EEUU, diarios afines al golpe y archivo fílmico.

La puesta en escena me pareció sensacional y con varios espacios dedicados a la reflexión. El final termina poniendo el eje en el plebiscito y el regreso a una pretendida “democracia”. Como reza una pared de Valparaíso: “si la democracia cambiara algo ya estaría prohibida”.
Volví al hostel y compre algo para comer. Ya había hecho el cambio de habitación durante la tarde y había sacado mis pasajes en la línea Turbus para ir a Valparaíso. El viaje ya me estaba pidiendo ruta.
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